Medio ambiente, clima y energía


La capacidad de carga de la tierra debe estar a la vanguardia de cualquier elección de política. Tener cuidado con la tierra no debe ser una frase hueca, es literalmente de importancia vital. Nuestro planeta nos proporciona aire limpio, agua, tierra saludable y las materias primas que necesitamos para la supervivencia de los seres humanos y los animales.

Si lo utilizamos con moderación, se garantiza un futuro sostenible para las generaciones futuras de personas y animales. Solo siguiendo una política ambiental fuerte y ajustando nuestro comportamiento de consumo podemos permanecer dentro de la capacidad de la Tierra.

Para mantener habitable a la la Tierra, los cambios climáticos y la contaminación ambiental deben detenerse lo más rápido posible. Para esto es necesario reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger los recursos naturales y economizar con los minerales preciosos.

Si en este momento todos los ciudadanos del mundo consumieran el promedio que consume en este momento el promedio de los europeos, necesitaríamos casi tres globos. El consumo excesivo del Occidente no solo trasciende la capacidad de carga de la Tierra, sino que también socava la posición de las personas y los animales en las zonas más pobres del mundo. Ellos son los primeros y los más afectados por el agotamiento de los recursos naturales, causado por el acaparamiento de tierras, las sequías y las inundaciones. Las empresas europeas violan regularmente los derechos humanos y son culpables de una gran contaminación ambiental, a menudo en los países en desarrollo.

Queremos una fuerte política ambiental y climática: establecer metas ambiciosas para reducir los gases de efecto invernadero, hacer que la energía sea limpia y renovable y mejorar la calidad del aire y el agua. Los costos del cambio climático global pueden reducirse a la mitad si dejamos la carne, el pescado y los productos lácteos con más frecuencia y comenzamos a comer más a base de plantas. La producción de carne en el mundo causa un 40% más de emisiones de gases de efecto invernadero que todo el tráfico y el transporte juntos.