Worldlog Semana 05 – 2009
De todas partes del mundo recibo mails con la pregunta “¿cómo puedo comenzar un Partido por los Animales?”. No es ilógico porque el Partido por los Animales holandés es el primer partido del mundo que ha ingresado a un Parlamento Nacional. Por eso en las semanas próximas contaré la historia del Partido por los Animales holandés en relación con el sistema parlamentario holandés. Y después trataré de explicar , paso a paso, en qué tienen que pensar todos los que desean comenzar con un partido por los animales. Esto ya sucede en varios lugares y si deseas compartir las experiencias de tu pais con otros, ¡envíame un mail!.
La idea de un Partido por los Animales holandés la presentó por primera vez en 1992 Niko Koffeman, quien era entonces consejero de campañas de diferentes asociaciones protectoras de animales y además estratega de campañas del Partido Socialista (SP).
Igual que muchos otros, él se molestaba porque a muchos protectores de animales la política vigente los dejaba a un lado y sólo existía un cambio de complimentos y tacita de cafe con galleta.
Aunque la idea de Koffeman tuvo buena acogida por muchas personas, demoró exactamente 10 años en hacerse realidad.
Junto con Lieke Keller (directora de la organisación holandesa anti-piel) decidí que ya era tiempo de pleitear por los animales nó dirigido al parlamento, sino desde el parlamento.
La condición era encontrar por lo menos 70.000 holandeses que durante la votación en las elecciones nacionales dejaran a un lado los intereses humanos primarios y pleitearan por los animales, naturaleza y medio ambiente.
Y si no era posible conseguir esa cantidad, en todo caso se pondría claro que una cantidad substancial de electores deseaba otra dirección que la política humana central y esto podría entregar publicidad para una buena causa.
Notablemente muchas organizaciones protectoras de animales reaccionaron en forma vacilante y hasta en contra del plan. El temor de un fracaso dominaba sus sentimientos. ¿Cuál sería la consecuencia si practicamente no hubieran electores por el Partido por los Animales?. ¿Cuál sería la reacción de los otros partidos políticos, estarían dispuestos a recibir a las organizaciones protectoras de animales?. ¿Era realista tomar lugar en el parlamento con un partido “one-issue”?.
A pesar del escepticismo se participó en las elecciones de comienzos del 2003 y a pesar del hecho de que practicamente no había presupuesto para una campaña y el poder humano era muy limitado, casi conseguimos un escaño. ¡Existía gran atención por nuestro pleiteo!.
Esto fortificó nuestro pensamiento que debíamos continuar con la construcción de la organización para las próximas elecciones. Trabajamos en construir una organización y en conseguir fondos y se formó una cooperación importante por medio de encontrar gente conocida en el mundo de arte y cultura (escritores, pintores, artistas de cabaret y personalidades de la televisión) que estaban dispuestas a tomar lugar en las listas de candidatos.
La próxima oportunidad se presentó en Noviembre del 2006, ¡sobre esto les contaré la semana próxima!.
I get e-mails from people all over the world asking the same question: “how do I go about setting up a party for the animals?” Quite understandable as the Dutch Party for the Animals is the first animal rights party to have been elected to a national parliament anywhere in the world. That’s why over the few weeks I will be telling you something about the history of our party in the context of the Dutch political landscape. Then I will talk you through the various steps in setting up a party for the animals in your own country. This is already happening in many places in the world and if you would like to share experiences from your own country, please e-mail me!
The idea for a Dutch Party for the Animals was first suggested by Niko Koffeman, at the time a copywriter and campaign advisor for a number of animal rights organizations and a campaign strategist for the SP, a Dutch political party. Like many others, Niko was dismayed by how animal rights activists were largely fobbed off by the political establishment with just an annual meeting with lobbyists which was characterized by little more than an exchange of courtesies and the consumption of coffee and cake.
Although many thought Koffeman’s idea had real potential, it took exactly ten years before it became a reality. Together with Lieke Keller (director of the Dutch anti-fur organization) and Ton Dekker (committee member of the same organization), I decided the time was ripe to argue for the rights of other living beings not from outside parliament but from within it.
The condition was that we could find at least 70,000 Dutch citizens who would, come election day, be prepared for a moment to put aside their primary human interests in favour of giving a voice to animals, nature and the environment. If that figure could be achieved, it would in any case be clear that a substantial number of voters wanted a departure from human-centric politics and it would provide the cause with considerable publicity.
Oddly enough, many animal rights organizations were lukewarm or even dismissive about the plan. The fear of failure overwhelmed their feelings. What would be the fallout if hardly a person actually voted for the Party for the Animals? How would other political parties react? Would they still be prepared to welcome lobbyists from the animal rights organizations? Was a “one issue party” in parliament a realistic option?
Despite the scepticism, we contested the elections in 2003 and, despite the fact that the campaign budget was virtually non-existent and campaign workers very few, we almost got enough votes for a seat. And we made a splash in terms of media attention!
That strengthened our conviction that we had to continue building the organization for the next elections. We went to work expanding the organization and attracting funds. An important aspect was finding well-known figures from the world of art and culture (writers, painters, cabaret performers, TV personalities) who were prepared to be fielded as candidates in unelectable seats. Our next chance came in 2006 – but I’ll leave that exciting story for next week!